miércoles, 20 de junio de 2007

Historias- Por Pablo Matías.

Yo no morí. Sufrí heridas pero no. Empecé a correr al ver que se me acercaba un ser horrible, horripilante que tenía muchos brazos y piernas. Él me tiró una red en la cual quedé atrapado, me hizo aspirar Cloroformo y caí. Me desperté en un lugar extraño habitado por seres de otro mundo. No pude moverme. Estaba atado. Miré como se me acercaban, observaban, estudiaban mi cuerpo. Eran demasiados. Escapar era imposible. Hasta que... Ja! Ja! Ja! Se escucha una risa. Se me acerca al cuello un objeto puntiagudo. Me perforó. Grité de dolor. Ah! Ah! Ah! Les ruego que me liberen, dije. No entendieron. De repente se escucha una explosión. Muchos se esconden, algunos buscan armas otros sólo corren. Una luz me encandila la cara. Se me hace imposible observar qué es. Simplemente me agarraron y me llevaron con ellos. Pronto regresé a mi planeta natal. Y mis cabezas se preguntan: ¿Qué sucedió?

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